Vender tu vestido de fiesta de segunda mano es cada vez una práctica más común. Hay ciertos momentos de la vida en los que parece que los astros se alinean para acumular todas las celebraciones posibles (bodas de amigos, comuniones, bautizos, graduaciones universitarias, etc.) y en todas ellas tienes que llevar tu impecable vestido.
Si eres de esas personas a las que no les gusta mucho repetir su vestido de fiesta y está abierta a llevar un día un vestido largo, en otra ocasión uno de corto y en otra uno de cóctel, deberías plantearte la opción de vender los que ya no vas a usar.